Adaptados a los nuevos tiempos, los otrora feroces doberman se transforman en dóciles perritos falderos.Hacen de la servidumbre el pan nuestro de cada día con el que rendir pleitesía a sus nuevos amos.
Autodenigrados a lo más bajo del escalafón, aceptan órdenes del último correveidile de turno.
Todo por otorgarse cierta legitimidad, por ser reconocidos como interlocutores.
Peligros blogueros de creerte alguien algún día. Empiezas disparando contra todo aquel que osa no reconocer tu influencia y acabas guardando las mismas balas en la recámara para ser los nuevos guardaespaldas de los mismos que siguen siendo los malos de la película, pero que ahora, por lo menos, te dejan algún papel secundario.
No importa lo qué hagan ni cómo lo hagan sino que cuenten contigo para contar cómo hacerlo. A partir de ahí, ¿chapuza? ¿ineptitud? ¡que más da! ¡cuentan con nosotros! así que a mirar para otro lado y a seguir como voceros.
Para lo que deseen "La Voz del Barrio", a su entera disposición. ¡quien te ha visto y quien te ve! ¡lo que cambia la vida! ¿eh?.





