Hace tiempo que la idea romántica de crear un blog como una mera forma de entretenimiento quedó atras.
Ya ni recuerda esa inquietud inicial en descubrir por uno mismo qué era eso de la red de redes y como podía servir para que alguien más que él mismo leyera sus reflexiones.
Jugando, jugando, un buen día se da cuenta de que hay quien le visita, quien le lee y, a veces, hasta quien le comenta. Poco a poco las estadísticas van subiendo y se siente abrumado por tamaña responsabilidad.
De postear cuando el cuerpo se lo pedía o la ocasión lo merecía pasa a la estrategia del post diario para no defraudar a sus visitas. Poco después le echa un par al día para que se vea más movimiento.
Pero parece insuficiente.Nota la presión en el cogote. En cierta manera, es insaciable: quiere más. No se conforma con "un individuo, una visita", NO. Si posteo 3 ó 4 veces, piensa, me visitarán 3 ó 4 veces, deduce.
En la mayoría de los casos puede considerarse un síntoma de frenopático y frecuentemente lleva parejo un alarmante descenso en la calidad para centrarse únicamente en la cantidad: más posts = más visitas = más comentarios. Además, normalmente los post menos elaborados son los más comentados, así que miel sobre hojuelas.
Desde ese momento, pierde la perspectiva y todo vale. El término "off topic" desaparece de su vocabulario y cualquier noticia, vídeo, anécdota o un copio y pego post ajeno sirven como socorridos salvavidas que permitan cubrir un día más sin ahogarse en la agonía de haber posteado sólo un par de veces.
Próximamente: el perezoso, el especialista, el onanista, el robin hood, el gurú.