martes, 13 de mayo de 2008

De la imposición...

En estos tiempos que discurren sin detenerse, las nuevas tecnologías comunicativas nos aportan una vía importante de información y crean un instrumento loable para debatir ideas y democratizar opiniones.

Aún así, muchos de nosotros nos seguimos encontrando caminos preestablecidos y controlados, acercándonos un panorama contrario y distinto a nuestra forma de pensar y sentir, en otras palabras, que para muchos se ha convertido en un medio y una herramienta para imponer ideologías y valores, para adoctrinarnos y establecernos unas estructuras y unas pautas a seguir, ya sea por modas impuestas, momentos sociales o por el capricho de alguien que intenta embellecer la vida obsesionado por su manera y modo de ver, oír y pensar aunque no todo el mundo esté de acuerdo.

Al final, para muchos, esta situación de imposición, acaba convirtiéndose en estados de agobio y ansiedad ante la obligación de pasar por el aro, creándose un ambiente de desconfianza absoluta y produciendo una fragmentación social incapaz de adaptarse los unos a los otros.

Imposición de modas sociales, imposición de idiomas en escuelas, imposición de horarios, imposición …, imposición …, imposición …

Ante estas circunstancias, ¿no sería necesario buscar una participación global en la opinión antes de dictar ciertos preceptos?

¿No estamos conviviendo en una sociedad democrática?

Vista la realidad, mejor que muchos de los personajes que dicen representar a la sociedad elegidos democráticamente, dejen de satisfacer sus propios caprichos personales y comiencen a pensar un poco a quién y lo que representan para beneficio global y así poder conseguir una sociedad más justa e igualitaria para todos.

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