viernes, 30 de mayo de 2008

Tipologías de comentaristas (XI): El chirigotas

No soy sociólogo, pero he llegado a comprobar que la verdadera personalidad de una persona a veces está en su comentarista que nada tiene que ver con la fachada que lleva en la vida real. Dicho de otra forma, en algunos casos, la careta la llevan en la vida real.

Más que chorradas escritas con un sin fin de nombres, cada uno de sus múltiples personajes le permiten vivir de forma real (porque eso es para él ya la virtualidad) aquello que tanto siempre ha anhelado y no se atreve a probar en el real mundo real.

Así, comentando como una deslenguada siliconada podrá exteriorizar su auténtica obsesión por los glúteos masculinos. Alcahuetas enterradoras, paisanos campechanos, anónimos anónimos y un sinfín más de personajes permiten, además, mantener engrasada, desde las cloacas, la maquinaria que día a día hace que funcione el mierdablog: cantidad y cantidad de comentarios que generen más y más comentarios a responder de nuevo por tantos y tantos ¿personajes? recreados, más que inventados.

Porque la mayoría de los comentaristas chirigotas son los propios administradores del blog. Y es este travestismo ¿bloguero? buscando alivio y comentarios el que acaba con ellos irremisiblemente en la total frenopatía.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajajajajaja.¡Buenísimo y acertadísimo!Una simpática forma de hacer justicia.

píntega dijo...

¡ A todo porco (¿ou porca?) chégalle o seu San Martiño !

Anónimo dijo...

Sin lugar a dudas se lo merece. Quizá ahora sea consciente de su enfermedad, empiece a recular (no, Marta, no tienen nada que ver con culos) y respete un poquito a la gente.

mabuse dijo...

No comparto la finalidad de este post. Si realmente esta persona es tal cual la describes, se trata de un enfermo y como tal merece todos los respetos.

Al igual que hay cleptómanos o ludópatas, de todos es sabido la aparición de los blogópatas: gente incapaz de desconectar de internet y a la que una prolongada ausencia de este medio le supondría pasar por un auténtico tormento.

Estos trastornos hay que tratarlos adecuadamente, solidarizarse con el enfermo (que puede tener una familia desatendida) y lejos de convertirlo en objeto de mofa, intentar comprender la gravedad de la situación.

Si, como intuyo, hay algo personal en esto es más digno el desprecio que la burla pública. Por experiencia puedo decirte que esta gente no es consciente de su enfermedad y que el día que se dan de golpe con ella pasan por un auténtico calvario. No es motivo de risa.

Anónimo dijo...

Así están masificados los hospitales y luego nos quejamos, deberían prohibir internet a unos cuantos, que la operadora donde te quisieras dar de alta te dijera que no te acepta por prescripción facultativa.

Anónimo dijo...

se le ha devuelto un poco de su propia medicina, jijijiji
como poco se ha tenido que ruborizar frente al ordenador.